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Como todo el mundo sabe ya, la crisis actual que hemos vivido, ha afectado
mucho a todos los sectores y factores de la población. Pero ha conseguido algo,
ahora que llegan las navidades, las fiestas, los regalos, los supermercados se
llenan de productos para vender, de ideas para regalar a las personas más
queridas. Y las librerías, los top five en los libros, nos hacen llegar a la conclusión
de que la economía, es un tema de moda en los últimos años. Podemos ver como
esta llega a todos los sectores, libros, cine, televisión etc. Y es que podemos
decir que uno de los libros best seller mundial, trata de la desigualdad
(concretamente, es el libro “El Capital en el Siglo XXI” de Thomas Piketty). También
podemos decir que son bastantes las películas sobre economía que se están viendo
en los últimos años. Y es que como bien
se define la economía, esta ciencia o disciplina estudia la gestión de los
recursos cuando estos son escasos. Y por eso, en momentos como los que vivimos,
tiempos de crisis, aumenta la preocupación por ella, y como bien dice el artículo,
el mundo se convierte en economista, ya que es un tema preocupante. Entonces, a
día de hoy, que podemos decir que nuestro país ya ha salido de la crisis, y que
está comenzando un nuevo crecimiento o recuperación, es cuando las personas nos
paramos a reflexionar o pensar sobre lo aprendido de esta crisis.
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Esta crisis, ha provocado, situaciones que hace mucho no se veían, y que
como todo en esta vida, han generado bastantes críticas, la mayoría de ellas quizás
bañadas por argumentos políticos o ideológicos. Por ejemplo, nunca se habían
visto los tipos de interés a cero o negativo, por lo que la mayoría de la población,
no acostumbrados a estos, pensaba que esto no traería nada bueno. Destacar también,
algo que hemos aprendido con bastante claridad, como es que las recesiones
suaves no funcionan bien en casos de profundas recesiones como es la que hemos vivido.
Los economistas, han pasado demasiado tiempo, estudiando a dinámica económica
de los periodos de calma, y las consecuencias que ha traído esta crisis tan
profunda. Y es que quizás económicamente, la crisis no tenga nada bueno, pero
puede que haya servido para reflexionar y poner en duda cuestiones que antes se
consideraban casi absolutamente ciertas.
Hasta 2007 o quizás un poco antes, los economistas pensaban que la economía
evolucionaba como un ciclo económico, que no cambia mucho de situación. La política
monetaria era la responsable de controlar este ciclo, y la política fiscal, sola
se preocupaba de la sostenibilidad del ciclo al largo plazo. Los economistas
estaban convencidos que la política monetaria no afectaba al crecimiento potencial
de la economía, y que era necesario optar por la política monetaria para
alargar la recesión y poder así forzar reformas estructurales. También se
pensaba que los bancos centrales, eran los que podían crear inflación.
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Y actualmente, las cosas y los pensamientos han cambiado bastante, ya que
ahora cada vez se refleja con más claridad que las recesiones y las largas
sobre todo, tienen un efecto negativo sobre el crecimiento de un país. Y como
muchos economistas ya han dicho, es difícil que un país logre el crecimiento, o
las tasas, o el nivel, que tenían antes de entrar en las crisis. (OlivierBlanchard o Larry Summers)
Por tanto debemos utilizar una respuesta contra la recesión, muy agresiva,
muy fuerte, para tener la certeza de que no corremos el riesgo de generar un
daño permanente. También se ha puesto en duda, lo anteriormente dicho de los
bancos centrales. El Banco de Japón, puede servirnos como ejemplo, ya que tanto
la Reserva Federal como el Banco Central Europeo, están intentado convencerles
de que pueden volver con bastante facilidad a la inflación. Y esto no es algo
poco importante, ya que esto empeora a la deuda pero también aumenta la inflación
lo que hace que los bancos recuperen el margen de maniobra para poder bajar los
tipos de interés reales en la próxima recesión. El objetivo de inflación, se
situaba en torno al 2%, pero ahora se cree que este es demasiado bajo, ya que
no da bastante margen para poder gestionar las recesiones. Por tanto, los
economistas consideran que el objetivo de inflación se sitúa actualmente entre
el 3 y 4 por ciento.
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También es evidente, que los tipos de interés van a ser cero en la zona
euro durante algunos años, y que la política fiscal será utilizada como un
instrumento fundamental para poder aumentar la demanda en los próximos años.
Pero, el Pacto de Estabilidad está diseñado para hacer todo lo contrario, ya
que solo habla de un mecanismo para mejorar el ajuste fiscal, pero no para
producir una expansión fiscal. Si existen países, como Alemania que deciden
adoptar una política fiscal muy restrictiva, no se les puede corregir. Y es que
quizás, el marco de la política fiscal que se creó en la zona euro, ha sido
creado con ideas distintas, para un mundo distinto para los economistas, donde
los tipos de intereses eran positivos, y esto hace que nos corra o nos urja la necesidad
de renovarlo para poder adaptarlo al nuevo mundo que tenemos.
Para ese cambio, podemos optar por dos opciones, la primera de ellas hacer
una modificación de las reglas fiscales, emitiendo inversión del déficit presupuestario
por ejemplo, ya que como hemos estudiado en otras asignaturas, la inversión se
financia sola si va de la mano con el crecimiento económico. Por otro lado, la
segunda opción sería la creación de una nueva política fiscal común, adoptando
la propuesta de los “bonos de estabilidad”.
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Quizás, ha llegado ya la hora de renovar y poner al día los manuales de economía.
Ya que es ahora el momento donde el keynesianismo está siendo más relevante que
nunca, donde la doctrina conservadora de la “economía del goteo”, la cual se
basaba en recudir impuestos y dejar que el mercado se ocupe por si solo del resto
ya no es suficiente para la economía que tenemos, que se caracteriza por ser
desigual ante todo. También es momento para que las políticas fiscales y
monetarias trabajen a la vez, para poder así aumentar o acelerar al máximo el
crecimiento. Quizás vivimos en un mundo nuevo, distinto, al que vivíamos antes
de esta crisis, y relacionando con estas fechas, quizás en vez de decir feliz
año 2016, sea el momento de decir feliz mundo nuevo.
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